El Gran Premio de Australia puede servir para dar un sopapo a los que dicen que la Fórmula Uno es aburrida. Lluvia, un accidente en la primera curva, coches que corren sobre los alambres y un Robert Kubica que se preguntaría muchas veces si de verdad iba segundo o era un doblado. Además los españoles con coches normales rozaron los puntos y tuvieron a Schumacher como perseguidor.
Button, el único que arriesgó al cambiar neumáticos cuando la pista aún estaba mojada, llegó al final con esas mismas gomas, no fuera a ser que la segunda jugada no le saliera tan bien. Kubica aguantó con su Renault a las bestias que llevaba detrás, Massa y Alonso, Hamilton y Webber. Pero los que más aguantaron fueron los Ferrari, también con una sola parada en boxes, y sobre todo Alonso, que pasó del 3º al 18º puesto, que le perdonó la vida a Felipe y desquició tanto a Lewis Hamilton que éste acabó chocando con Webber, que también iba con ganas.
El equipo Hispania celebra su propio triunfo, acabar la carrera, con Karun Chandhok, y Alguersuari y De la Rosa se quedan con la miel de los puntos en los labios. No puede decir lo mismo Virgin, que ni siquiera tiene espacio suficiente en su depósito de gasolina para ver la bandera a cuadros. Red Bull volvió a fallar, y Vettel volvió a quedarse fuera yendo líder, esta vez por culpa del disco de freno. De seguir así será el piloto que mejor proporción poles-retiradas consiga.La semana que viene, el Circo del Sol se va a Malasia.
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