Se trataba de una noticia sobre el «caso Faisán», o del chivatazo a ETA. Según se leyera un diario derechista de Madrid o uno vasco, del mismo grupo, se pasaba del «asegurar» al «creer», de ser «cabecilla de una red de extorsión» a ser jefe de todo el aparato o de entregar un teléfono móvil y avisar a través de él a sólo entregarlo. Hasta el origen de la noticia cambiaba de una agencia al propio diario, imagino que porque el segundo tuvo algún tipo de acceso directo a ella.
Es obvio que el perfil del lector del diario de Madrid y del de Euskadi es casi opuesto y por ello se hace necesario para quienes los dirigen redactar noticias en un sentido diferente. Incluso pueden alegar motivos estéticos para obviar algunas palabras. Lo que no es de recibo es que cambie el sentido de lo que se dice, o que al menos no lo haga la misma persona. Para alguien que tiene la oportunidad de leer ambas piezas, lo que está claro es que hay una parte que no transmite la realidad, bien sea el periodista, un medio, o el otro. Con estas prácticas me parece cada vez más conveniente leer informaciones en medios extremistas y creerme de cada uno la mitad.

2 comentarios:
Todo te influye, también el ser de un sitio a la hora de leer sobre ese sitio.
Es lógico, lo que no me parece normal y sí pernicioso para nuestra profesión es que supuestamente el mismo periodista diga algo y lo contrario.
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