lunes, 12 de abril de 2010

La Audiencia Nacional absuelve a Egunkaria siete años después de cerrarlo

Juan Mari Torrealdai, Iñaki Uria, Martxelo Otamendi, Xabier Oleaga y José María Auzmendi, cinco directivos del diario editado íntegramente en euskera Euskaldunon Egunkaria, han sido hoy absueltos por la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional de la acusación de relación con ETA que pesaba sobre ellos. El diario fue cerrado en febrero de 2003 a tenor de un informe de la Guardia Civil que presumía alguna relación financiera con el entramado de la banda terrorista. La misma Sala opina que el cierre cautelar del medio no fue la medida correcta.

Cronología del caso Egunkaria

jueves, 8 de abril de 2010

Inmersión en distintas creencias


Caras amables, sonrisas y buenas palabras al entrar. En el fondo, una orquesta toca, canta y prepara el repertorio para la sesión. Ahora toca algo sobre Jesús, el sol y la vida. Cogemos asiento al principio, pero esos sitios están reservados a los bautizantes. El pastor saluda y da la bienvenida a las caras desconocidas. Aunque su acento latino no lo hace presumir, dice venir de Granada. Comienza el bautizo.

miércoles, 7 de abril de 2010

Un lugar, una palabra

«Vamos a promover proyectos que nos lleven a la mejor sociedad que un individuo puede imaginar». Como Turino, los políticos son más bien expertos en vender humo. El poder no está en la persona, ni siquiera en el partido de turno. Lo que vale es la palabra. Palabras que no dicen nada y que sólo sirven a los ya convencidos de un discurso que bien podría trasladarse a cualquier tiempo y lugar, porque los no convencidos desearán ver hechos y los contrarios escucharán al de enfrente, que dice exactamente lo mismo, pero en él suena mucho mejor. Por eso el discurso se basa en palabras como proyecto, confianza, capacidad, crecimiento, sociedad, bienestar y demás abstractos.

«No sé cómo eres capaz de decirme eso cuando sabes muy bien que yo estoy peor».La fuerza de la palabra utilizada salta a primera línea cuando lo que ocurre es una discusión. Palabras que van al tú, a la acción personal. Tampoco hay contenido, pero es importante la profusión de consonantes fuertes en cada sonido que sale de la boca del individuo. Y a falta de eso y mejores dotes retóricas, se cae en el insulto, que también es muy sonoro.

A un amigo no se le habla ni en abstracto ni en insulto. Será el mensaje más sencillo de captar, porque al amigo no hay que arengarle ni –mucho menos– insultarle. Hay que transmitirle algo de la forma más simple que sea posible. «Pues fui el otro día al mecánico y me dijo que la historia está en la tapa del delco». El escuchante –este no es sólo oyente de un líder casi supremo– entiende rápidamente lo que su emisor quiere comunicarle, salvo las ayudas en el lenguaje técnico que pueda requerir.

Cada situación tiene su lenguaje. Y cada palabra tiene una misión. Por eso vale con oír palabras sueltas sin sentido entre sí para entender en qué situación se producen, más allá de pretender entender el objetivo del mensaje como un todo.

En Youtube