Gerva, no te cortes

Es un hombre que, pese a vivir en los medios, no duda en criticarlos. Tampoco a esas grandes empresas «intocables». Por sus ojos han pasado conflictos en los Balcanes, Bosnia, Sierra Leona, Liberia y también Sudamérica. Y todo sin un contrato, porque «nunca hay uno que garantice libertad absoluta». Sólo El Correo intentó fichar a Gervasio Sánchez (Córdoba, 1959), que pasó esta semana por ABC.

Gerva tiene palos para muchos. Esa misma noche criticaría en CNN+ a la clase política y a un país que es la sexta potencia en venta de armas. Por la tarde hizo lo propio con Repsol y sus intereses en Guatemala, Endesa, Telefónica y Prisa por Colombia, el «impresentable» Pedro Piqueras por su teatro en Haití…

Los límites del periodismo, por 1001Medios

Frases como «el periodismo que se busca ahora no es ni tan nuevo ni tan libre» o «triunfará el hombre-orquesta, el que es capaz de hacer de todo» se fueron intercalando entre las intervenciones de Borja Bergareche (subdirector de abc.es, Enrique Meneses y Alfonso Armada (director técnico del Master de ABC). Lo hicieron en la tertulia que organizó 1001Medios en la biblioteca de la casa ante apenas una treintena de personas, de la que los alumnos eran mayoría.

Comenzó el director de información de El Correo de Andalucía, Paco Torres, explicando qué hace 1001Medios a través de las 6 W, la técnica básica del periodista. Con ella contó que el laboratorio de comunicación está formado por quince personas –«periodistas o no», muchos presentes en el acto–, que a través de la web y de las redes sociales trabajan por el periodismo 2.0.

Inocencio Arias: «Yo pensaba que todos los diplomáticos eran unos enverados y unos mamones»

El diplomático (Albox, Almería, 1940) lleva 42 años trabajando para gobiernos de todos los colores, porque es «leal a quien sea, sin escurrir el bulto». Por eso contesta el teléfono cuando suene, no importa la hora. El martes pasó por ABC para presentar el libro La trastienda de la diplomacia con la periodista Eva Celada. Desde 1967 ha sido destinado a Bolivia, Argelia –aunque lo normal es no estar en dos países del tercer mundo consecutivos– y Portugal. En Madrid, donde trabajó 19 años, ha sido director de la Oficina de Información Diplomática, portavoz de Exteriores, secretario de estado de Cooperación Internacional y subsecretario del Ministerio. En julio de 1997 comenzó como embajador español ante la ONU y entre 2003 y 2004 llegó a participar en el Consejo de Seguridad.

Diez guardias civiles acusados de torturas a Portu y Sarasola

La Fiscalía de la Audiencia de Guipúzcoa ha solicitado entre dos y tres años de prisión para cuatro guardias acusados de torturar y lesionar a los etarras Igor Portu y Mattin Sarasola. Las agresiones se habrían producido tras su detención el 6 de enero de 2008 en Arrasate y durante su traslado al cuartel de Intxaurrondo. El fiscal acusa a otros seis guardias civiles que presenciaron las supuestas torturas. Los etarras están implicados en el atentado de la T4 de Barajas, en el que ETA rompió la tregua y en el que murieron dos hombres. La condena supondría una indemnización de 18000 euros para Portu y de 6000 para Sarasola.

«Nunca antes habíamos tenido que descartar pacientes en una catástrofe»

Es un hombre que, pese a vivir en los medios, no duda en criticarlos. Tampoco a esas grandes empresas «intocables». Por sus ojos han pasado conflictos en los Balcanes, Bosnia, Sierra Leona, Liberia y también Sudamérica. Y todo sin un contrato, porque «nunca hay uno que garantice libertad absoluta». Sólo El Correo intentó fichar a Gervasio Sánchez (Córdoba, 1959), que pasó esta semana por ABC.

Gerva tiene palos para muchos. Esa misma noche criticaría en CNN+ a la clase política y a un país que es la sexta potencia en venta de armas. Por la tarde hizo lo propio con Repsol y sus intereses en Guatemala, Endesa, Telefónica y Prisa por Colombia, el «impresentable» Pedro Piqueras por su teatro en Haití…

Una de excesos

La noche transcurría con normalidad hasta un súbito anuncio: “No os vais a creer lo que nos pasó ayer”. Ante la expectante cara de un tercero y la mía propia, la anunciadora prosigue: “Íbamos por la calle, y de repente se para un furgón de los municipales delante de nosotros y van a por Endika. Maitane y yo flipando, ya estaban preparando las porras para sacudirnos. Lo metieron en el furgón y nosotras nos tuvimos que quedar fuera mirando”.