
Tampoco a los profesionales les espera nada bueno según Prada. A ellos les dice que tendrán un trabajo cada vez más precario, más pisoteado por el sistema, peor pagado y que serán perseguidos si intentan ser libres. Pero no todo es malo. Cree que este panorama aparentemente desolador para los amantes de las letras es el caldo de cultivo perfecto para la aparición de los periodistas o escritores con verdadera vocación.
Gustoso de crear polémica con sus palabras, este licenciado en Derecho que nunca ejerció dejó su colaboración en «L'Osservatore Romano», periódico del que era colaborador, tras un artículo sobre los trajes clericales de Benedicto XVI, titulado «El Papa no viste de Prada». De este medio dice que muestra de forma agudizada la vinculación entre mensaje y medio.
Hablando de actualidad, el escritor afirma que aceptar la «persecución legal» de la piratería significaría entrar de lleno en el Gran Hermano. Dice también que las descargas existirán salvo que se instaure el estado policial. Equipara el eBook a la yogurtera que, aunque 25 años atrás, también fue el regalo más popular de las navidades pese a su escasísimo uso posterior. Como otros autores, dice que la transmisión cultural es algo imparable e inherente a la naturaleza humana. Prada no cree en los derechos de autor —de ellos dice que son una ficción jurídica—.
Este escritor con alma de juglar —dice que los escritores pueden acabar por los pueblos contando historias— presenta mañana su último libro, «Lágrimas en la lluvia», con críticas de cine y literatura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario