Al Estado le vale con decir que «las torturas no existen» y callarse cuando aparece la sentencia. Es lo que hizo el ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, cuando los guardias civiles, Juan Jesús Casas García, José Manuel Escamilla Martín, Sergio García Andrade Macdonal y Sergio Martínez Tomé fueron condenados a penas de entre dos y cuatro años de prisión y hasta dieciséis de inhabilitación por torturar a Igor Portu y Mattin Sarasola. Para la Asociación Pro Guardia Civil, APROGC, asfixiar, golpear y simular la ejecución de un detenido –inmovilizado y esposado– es «una actuación magnífica de unos agentes ejemplares».
Y mientras las torturas no existen, el Tribunal Supremo estudia la demanda de la Abogacía del Estado para que Sortu no pueda llegar a nacer. Según la demanda, son todos unos terroristas porque ETA no abandona, según los partidos de Madrid, son todos unos terroristas porque dicen ‘rechazar’ en vez de ‘condenar’ que es como se juega, y de paso aprovechan con una oportuna operación contra ETA, por si pican. Ahora, porque antes se aceptaba ‘rechazar’ como animal de compañía. Sortu va más allá de ‘condenar’ –decir que algo es malo, según el DRAE–, hasta ‘rechazar’ –no admitir lo que alguien propone– la violencia, de cualquier tipo. Es más
1 comentario:
Pues habrá que ponerle fe a al asunto. PPSOE ya sabe que de legalizarse SORTU perderán "cuota de elecciones" en Euskadi y Navarra, no pueden permitírselo. Lo que se hace en nombre del Estado es estupendo, eso lo lleva demostrando el PSOE desde que se creó el GAL (cuando por cierto Rubalcaba estaba de ministro). Lo más triste de todo es que sólo tengas que cruzar la frontera a la Rioja para ver que el resto de los españoles están de acuerdo con los fachas de este país.
Nada nuevo pues bajo el sol. Good save the Basque Country (y que nos pille confesados...)
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