
Tampoco a los profesionales les espera nada bueno según Prada. A ellos les dice que tendrán un trabajo cada vez más precario, más pisoteado por el sistema, peor pagado y que serán perseguidos si intentan ser libres. Pero no todo es malo. Cree que este panorama aparentemente desolador para los amantes de las letras es el caldo de cultivo perfecto para la aparición de los periodistas o escritores con verdadera vocación.