lunes, 7 de diciembre de 2009

La Casa por la ventana


Esta es la portada de ABC del pasado 28 de noviembre. En el titular, “La mirada del asesino de una niña de tres años”. A un día de la muerte de la pequeña Aitana, ya se creía que se sabía qué había pasado y quién era el culpable. Se equivocaron, una vez más. Nadie más lo hizo.

No importaba qué había hecho Diego a la hora de la reunión de portada del viernes. Ni siquiera hubo grandes desacuerdos en la decisión de llamar asesino a quien no lo era, o al menos en ese momento no se sabía si lo era. Lo importante es que hay que vender para ganar a Pedro J., utilizando sus malas artes si hace falta. Tres días después aparecía el director Ángel Expósito en su Foco del Director, titulado ABC pide disculpas a Diego -¿qué tal La mirada de la vergüenza?- para lavar la cara. La portada de ese día lo anunciaba, por supuesto en un módulo, no vaya a ser que se entere alguien. Otros se limitaron a informar sobre lo que se sabía.




Para los jóvenes estudiantes del master esa portada era un mal ejercicio del periodismo; para alguien de la propia Casa, una vergüenza. Para mí, una osadía cotidiana.

La primera clase de la carrera de Periodismo se resume en: “No puedes mentir. No puedes publicar algo de lo que no estás completamente seguro. No puedes declarar culpable a alguien que no ha sido juzgado”. En otros países tienen más tiempo libre y la cosa se alarga: “No escribas una línea de la necrológica hasta que no hayas tocado el cadáver”. Los que deberían ser los mejores en esto de contar historias -que para eso mandan- debían de estar en la cafetería aquel día, porque solo llegaron a la clase de “Cómo salvar el culo cuando la has cagado”, y se enteraron a medias, algunos ni eso. Lo malo es que los periódicos de mañana seguirán contándonos lo que les gustaría que fuera.

Este viernes, el hermano de Diego salía en el Salsa Rosa de Antena 3 para hacer público el desagravio que ya todos sabían que había padecido el ex-culpable. Según La Opinión de Tenerife, a cambio de hasta 300.000 euros. El carroñerismo debe de ser contagioso, porque en solo una semana ha llegado de los medios al hermano del afectado. Si quería reclamar algo a los periodistas, no debió ir donde no hay ninguno.

2 comentarios:

Patricia Gardeu dijo...

¿Nos hubieran venido a criticar el hecho si realmente hubiese sido asesino? ¿Forma o contenido?

Dani Barrio dijo...

Si hubiera sido juzgado y declarado culpable estaríamos discutiendo (no mucho y me imagino que ganaría el sí) sobre si es ético o no sacarlo en portada y con ese titular, y no hablaríamos de la forma de pedir disculpas porque no habrían sido necesarias.

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